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La demencia no es una enfermedad, es un concepto clínico que puede tener diversas etiologías. Para describirla se han propuesto diversas definiciones, algunas de ellas muy vagas, mientras que en otras se han enfatiza- do las alteraciones conductuales. Hasta hace poco tiempo la demencia se consideraba una entidad progresiva de carácter irreversible. En los últimos años, el concepto de demencia se ha ampliado y en ella se ha permitido el concepto de reversibilidad, ya que en algunos tipos, dependiendo de su etiología, se puede desacelerar y revertir el proceso demencial, si se proporciona el tratamiento oportuno.
El diagnóstico de demencia a un ser querido genera estrés en toda la familia sobre todo en el cuidador primario. El presente libro tiene como objetivo brindar al cuidador, información sencilla con base en evidencia científica y estrategias sobre las medidas que favorezcan la atención de pacientes con demencia. Se ofrece información sobre el padecimiento, así como identificar qué estrategias se pueden utilizar en la vida diaria.
En la primera parte se presenta una revisión actualizada sobre qué es la demencia y los tratamientos que ayudan al manejo de los síntomas y benefician la calidad de vida. En la segunda se presentan estrategias para favorecer las actividades de la vida cotidiana de manera más eficiente. En el tercer apartado se presentan ejercicios que favorecen el desempeño cognitivo. Y, por último, se presentan estrategias al cuidador para favorecer su propio cuidado y evitar llegar al desgaste del cuidador.
La demencia puede ser una de las enfermedades más difíciles de tratar a medida que la enfermedad “roba la mente” de nuestros seres queridos. El programa que se presenta en este libro contempla tanto las necesidades del paciente como las de su familia y el cuidador. El objetivo es potenciar al máximo las funciones que puedan estar preservadas y, de esta forma, tratar de mantener al míni- mo las necesidades de dependencia durante la mayor parte del tiempo posible. A pesar de que estas técnicas no detienen el progreso de la enfermedad, mejoran la calidad de vida, mantienen al paciente alerta y disminuyen la dosis de fármacos necesarios para controlar las alteraciones conductuales.