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Filosofía de un oficio Lo que sabemos intuitivamente basta para traducir un hecho vivido, el cual, enlazado el tiempo a otros hechos, conformará la única realidad que da cuenta de la dimensión de la existencia humana: la realidad subjetiva. Muchas veces, ciertos modos de existir nos dejan sin palabras; en esos momentos, cuando no podemos decir, cuando precipita la certeza de que lo único posible es lo probable, entonces? el cuerpo habla, dando cuenta de aquella otra escena que nos habita, que nos precede y que paradójicamente desconocemos, irrumpe encarnada en el dolor de existir. Así, se nos impone la necesidad de defendernos, poniendo en marcha un proceso de construcción de una realidad más habitable, con las herramientas o con las armas que nos vienen a ofertar y tenemos al alcance de la mano: objetos mágicos, argamasa de cemento rígido, concreto, que montamos sobre unos débiles cimientos. De tal modo que, carentes de encadenados y anudamientos que faciliten el movimiento y la ductilidad de un cuerpo flexible, nos lanzamos a las contingencias de la vida con la ilusión de un proyecto a advenir impuesto des